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Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los constructores (Salmo 127,1)

por | Mar 8, 2023 | La Naveta

Cada vez que la inestabilidad y el ruido aparecen por algunas de nuestras cofradías, me viene a la memoria una conversación que tuvimos mi amigo Enrique V. De Mora y yo una tarde hace muchos años en la Alameda de Cristina, él se estaba interrogando sobre la situación de algunas hermandades en aquel momento: ¿Qué pasa en nuestras cofradías, Jesús? Respondiéndole yo, lo más simple: Enrique mío, que El Señor no está en medio de ellas; ayer mismo también me recordó mi hermano Diego Sánchez este mismo pensamiento en una conversación telefónica. ¿Entonces? ¡¡ Eureka!! ¡¡Facilísimo de solucionar!! , Pongámoslo en el centro de nuestras corporaciones, de las juntas de gobierno y ¡ya está!, pues no, comprobamos que una y otra vez nos damos con la misma piedra en toda la boca, olvidándonos SIEMPRE del Constructor y proyectamos nuestros propios errores como si fueran las mejores ideas, apartando a un lado al que un día nos dijo:

Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. (S. Juan 15,1)
Sin El nada, y nada es nada, ya puedo ser yo doctor en lo que sea o el mejor gestor del mundo, que si no cuento en cada momento con El, ¡NADA!, Ya podemos tener el mejor patrimonio de Andalucía, que si Él no está, ¡NADA! .

Toca retomar el rumbo y volvernos al Señor, dicho de otra manera, convertirnos, y caminar detrás de nuestro Pastor, que nos guíe con su Espíritu Santo en esta enorme tarea de regir a nuestras hermandades y cofradías por este oscuro siglo XXI, Europa ya camina a oscuras, sin luz, ya se ha olvidado de quien es Jesucristo, creedme, yo que vivo en el corazón de ella, puedo ver los destrozos que ha hecho el enemigo, y nosotros que tenemos todo para iluminarlos, nos enfrascamos en peleas de niños. Es tiempo de coger las riendas, cómo diría San Pablo: y pertrecharnos con las armas de la luz....

Hermanos, miremos a Cristo, cuando la tormenta aprieta, no podemos bajar la mirada al suelo, hay que mirar al Señor y nos dará su mano para sacarnos de las aguas tempestuosas (S. Mateo 14, 25-33)

El mundo espera ver la Luz y nosotros tenemos la linterna y el pabilo, nos falta el aceite que solo Cristo tiene. Sólo nos queda pedírselo.

Ánimo.
Jesús Rodríguez.

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